Una investigación internacional, sobre datos de 108.647 mujeres con cáncer de mama procedentes de 58 estudios epidemiológicos, indica que la administración de terapia hormonal en la menopausia está asociada a un riesgo de este cáncer, y que parte del riesgo persiste durante más de una década después de tomarla.
Los hallazgos, publicados en The Lancet, sugieren que todos los tipos de terapia hormonal sustitutiva, excepto los estrógenos vaginales tópicos, están asociados con un mayor riesgo de cáncer de mama, y ​​que los riesgos son mayores para las usuarias de la terapia hormonal con estrógeno-progestágeno que con la terapia hormonal con estrógeno solo. Para la terapia con estrógeno-progestágeno, los riesgos eran mayores si el progestágeno se incluÃa diariamente en lugar de ser intermitente (por ejemplo, durante 10-14 dÃas por mes).
Las mujeres tienden a comenzar la terapia hormonal sustitutiva aproximadamente en el momento de la menopausia, cuando cesa la función ovárica, lo que hace que los niveles de estrógeno disminuyan sustancialmente, los niveles de progesterona se reduzcan a casi cero, y algunas mujeres experimentan sofocos graves y molestias que pueden aliviarse con este tratamiento. Los organismos reguladores en Europa y Estados Unidos recomiendan el uso de la terapia de reemplazo por el menor tiempo posible.
En los paÃses occidentales, el uso de las hormonas aumentó rápidamente durante la década de 1990, se redujo a la mitad a principios de la década de 2000 y luego se estabilizó durante la década de 2010. Actualmente, hay unos 12 millones de usuarias en los paÃses occidentales, unos seis millones en Norteamérica y seis millones en Europa. Aunque algunas son usuarias a corto plazo, es habitual emplearla durante unos cinco años.
En el nuevo estudio, los autores reunieron y volvieron a analizar los estudios prospectivos de 1992-2018 que habÃan registrado el uso de la terapia y luego controlaron la incidencia de cáncer de mama, con 108.647 mujeres que posteriormente desarrollaron el cáncer a una edad promedio de 65 años. Observaron el tipo de hormonoterapia utilizado por última vez, su duración y el tiempo transcurrido desde que dejaron de tomarla.
Entre las mujeres que desarrollaron cáncer, la mitad habÃa tomado la terapia, la edad promedio en la menopausia fue de 50 años y la edad promedio al comienzo del tratamiento también fue de 50 años. La duración promedio de la administración fue de diez años en las usuarias actuales de estos estudios y de siete años en usuarias anteriores.
El aumento del riesgo de cáncer de mama serÃa aproximadamente el doble para las mujeres que toman las hormonas durante diez años en lugar de cinco años. No obstante, aunque la probabilidad de sufrir el cáncer aumenta con la duración del empleo de la terapia, entre las usuarias actuales el riesgo fue alto incluso durante los primeros cuatro años de tratamiento (por ejemplo, de uno a cuatro años de terapia con estrógeno-progestágeno supondrÃa un 60% del aumento del riesgo con respecto a una mujer sin el tratamiento).
Asà lo destaca la coautora del estudio, Gillian Reeves, de la Universidad de Oxford, en Reino Unido: “El uso de la terapia hormonal postmenopáusica durante 10 años da como resultado aproximadamente el doble de mayor de riesgo de cáncer de mama con respecto a los 5 años. Pero parece haber poco riesgo con la terapia hormonal menopáusica durante menos de un año, o del uso tópico de estrógenos vaginales que se aplican en cremas o pesarios y no están destinados a llegar al torrente sanguÃneo”.
En general, el uso de la terapia hormonal estuvo mucho más asociado al cáncer de mama con receptor de estrógeno positivo (ER+) que con otros subgrupos del cáncer, algo esperable ya que los factores hormonales afectan principalmente a este tipo tumoral.
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